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Si tenemos que agradecerle a alguien por la clasificación al mundial de Rusia 2018, es a Ricardo Gareca. El mismo argentino que cuando jugaba por su selección, nos metió un gol y nos quitó la clasificación a México 86. Gareca firmó contrato como director técnico de Perú el 2 de Marzo del 2015. Desde ese día cambió todo.

Fuente: Andina

Cuando fue presentando ante la prensa, el entrenador dijo que sabía que tenía una tarea dura, difícil, complicada, pero no imposible. Lo importante es que él creía en el jugador peruano y venía con toda la actitud a buscar la clasificación. Tenía que cambiarles la mentalidad perdedora a todos esos chicos que habían tenido continuos fracasos. Juan Carlos Oblitas no se equivocó al creer que Gareca era el indicado para dirigir a la selección.

El inicio de su nuevo cargo no fue nada fácil. Los jugadores eran indisciplinados y tenían una falta de compromiso y de respeto hacia la selección. En las primeras 6 fechas de las eliminatorias solo obtuvimos 4 puntos de 18. Las críticas llovían y la mayoría de ellas iba para el entrenador y su comando técnico. Lo bueno fue que Oviedo y Oblitas les hicieron saber que tenían el respaldo total y que confiaban en ellos.

Fuente: Ovación

El apoyo recibido los llevó a darse cuenta de que ya era hora de tomar decisiones drásticas. El gran cambio se dio cuando Gareca presentó la lista de convocados para la Copa América Centenario 2016, en la cual excluyó a varios jugadores reconocidos en campeonatos anteriores. Después de ese torneo, se establecieron nuevas reglas y se empezó a formar un grupo humano que pensaba únicamente en el fútbol y en tener una buena convivencia.

Desde el mandato de Ricardo se empezó a utilizar la tecnología para poder seguir más de cerca a los jugadores. Esa fue una parte importante de la clasificación al mundial. Algo que también fue clave en el proceso fue que Gareca logró reconstruir la autoestima del jugador peruano. Ese cambio de mentalidad fue importantísimo para empezar a obtener resultados positivos.

Para terminar, solo quiero recordar que la hazaña de clasificar al mundial no fue un golpe de suerte, sino un arduo trabajo, una planificación que se fue desarrollando poco a poco. Detrás de todos los hombres que nos llevaron al mundial, existe una historia. Ellos trabajaron en silencio para poder darles la mayor alegría a todos los peruanos.