Tiempo de lectura:
3 minutos

Todo el que me conoce bien, sabe que una de las cosas que más me gusta hacer es ir al estadio. A mí no me tienes que preguntar si quiero ir a ver un partido. Basta con decirme “Vamos al estadio” y voy sin pensarlo dos veces. Es un lugar que me parece increíble. Tener la oportunidad de ver a tu equipo en vivo y en directo no tiene precio. Esa emoción que se siente al estar ahí no se puede comparar con ver un partido por televisión.

El Monumental de Ate es mi lugar favorito en el mundo. Estar ahí hace que me olvide de todos los problemas. El Monu, como le llamamos los cremas, es nuestro templo. No hay nada más lindo que poder alentar a la U en ese estadio, uno de los más grandes y bonitos de Sudamérica. Y no lo digo solo yo por ser hincha, lo dicen todos los extranjeros que fueron a la final de la Copa Libertadores 2019.

https://twitter.com/matheusmvpm/status/1222368545239072769

Quisiera poder ir a todos los partidos de Universitario, pero lamentablemente a veces no se puede. Suelo ir con mi mejor amiga y con su hermano, pero solo cuando él está en Lima. Aparte de ellos no tengo con quien ir porque mi hermano y mi papá siempre me chotean. Tengo fe de que alguno de mis amigos hinchas cremas me quiera acompañar algún día (claro, cuando el coronavirus me devuelva el fútbol).

Antes de que empiece la pandemia, había ido 3 veces al estadio este año. Ahora me pone triste pensar que ya no podré ir por un buen tiempo. Ni siquiera sé cuándo empezará la liga de nuevo. Espero no volverme loca por pasar tanto tiempo sin ver fútbol. Las personas a las que no les gusta este deporte jamás me entenderán, pero hay una parte de mi vida que está incompleta en estos momentos.

Puedo tener mil cosas que hacer, pero el simple hecho de saber que tengo una entrada para ver a mi equipo, hace que mi semana sea un poco más bonita. Aparte de ir a ver a la U, me encanta ir a los partidos de la selección. Es un sentimiento distinto, ya que por unas horas dejan de existir los equipos y todo el país se une para dejar la garganta y el corazón en el Estadio Nacional.

Creo que ya quedó claro que la emoción que siento en el estadio es inexplicable. A todo aquel que vaya, le pido que apoye a su club así gane o pierda. Porque si vas y no alientas hasta el minuto 90, mejor te quedas en tu casa a verlo por televisión.